Autor: lesanchezv

  • ¿Debemos adorar a los apóstoles, a los pastores, a los sacerdotes y a otros seres creados?

    La respuesta es evidentemente NO, debemos adorar sólo a Dios. Sin embargo, hoy en día, es todavía común encontrarse con personas que adoran a otros seres humanos, en lugar de adorar sólo a Dios. Entre los sujetos de adoración se encuentran algunos apóstoles como Pedro y Pablo, algunos pastores y sacerdotes, e incluso ángeles.

    Es importante que en primer lugar, revisemos los significados de la palabra «adorar». Según el Diccionario de la Real Academia Española (RAE), entre los significados tenemos: 1) «reverenciar o rendir culto a un ser que se considera de naturaleza divina», 2) «rendir culto a personas o cosas consideradas sagradas o santas», 3) «sentir estima o afecto en grado sumo por alguien», 4) «gustar de algo extremadamente» y 5) «orar» 1. El DRAE pone como ejemplo del primer significado a la frase «Adora a Dios» , y como ejemplo del segundo significado a la frase «Adorar a san Simón, a la Virgen, el becerro de oro«.

    Algunas personas no utilizan el término «adorar», sino términos tales como «veneran» o tener «devoción» por otro ser humano; aunque en la práctica, lamentablemente ejercen una verdadera adoración. Según el DRAE, los significados de «venerar» son: 1) «respetar en sumo grado a alguien por su santidad, dignidad o grandes virtudes, o a algo por lo que representa o recuerda» y 2) «dar culto a Dios, a los santos o a las cosas sagradas» 2; y entre los significados de «devoción» están: 1) «Amor, veneración y fervor religiosos» y 2) «Estar voluntariamente sujeto a su obediencia.» 3. Como se puede observar, el significado de «devoción» hace referencia a la «veneración», y los significados de «venerar» son similares a los significados de «adorar». Entendemos que en algunas religiones o denominaciones, se hace una clara diferencia teórica entre estas palabras; sin embargo, como mencionamos anteriormente, en la práctica terminan siendo iguales.

    La Biblia establece claramente que sólo debemos adorar a Dios. En Éxodo 20, Dios establece los mandamientos, y los primeros son «3 No tendrás dioses ajenos delante de mí. 4 No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. 5 No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen,». Esto fue confirmado por Jesús; Mateo 4:10 señala «Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás

    En la Biblia se muestran diversos ejemplos en los que las personas cayeron en la adoración de objetos, ídolos y «dioses» ajenos. El pueblo de Israel adoró a un becerro de oro (Éxodo 32:1-4), a ídolos cananeos (Jueces 2:11-13), a «dioses» extranjeros (2 Reyes 17:15-17), a imágenes y al sol (Ezequiel 8:9-16), entre otros. Sin embargo, en este artículo, nos enfocaremos en algunos casos en los que se involucran específicamente los apóstoles:

    Adoración a Moisés y a Elías

    En Mateo 17, Marcos 9 y Lucas 9, se describe la «transfiguración», evento en el que el rostro de Jesús resplandeció como el sol y sus vestidos se hicieron blancos como la luz. En este evento, Pedro, Jacobo y Juan acompañaban a Jesús, y mientras sucedía la transfiguración, se aparecieron Moisés y Elías, y sucedió lo siguiente:

    «Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan su hermano, y los llevó aparte a un monte alto; 2 y se transfiguró delante de ellos, y resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz. 3 Y he aquí les aparecieron Moisés y Elías, hablando con él. 4 Entonces Pedro dijo a Jesús: Señor, bueno es para nosotros que estemos aquí; si quieres, hagamos aquí tres enramadas: una para ti, otra para Moisés, y otra para Elías. 5 Mientras él aún hablaba, una nube de luz los cubrió; y he aquí una voz desde la nube, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a él oíd. 6 Al oír esto los discípulos, se postraron sobre sus rostros, y tuvieron gran temor. 7 Entonces Jesús se acercó y los tocó, y dijo: Levantaos, y no temáis. 8 Y alzando ellos los ojos, a nadie vieron sino a Jesús solo.» (Mateo 17:1-8)

    Como se observa, la reacción a hacer una enramada para Moisés y una para Elías, poniéndolos al mismo nivel de Jesús, fue la voz de Dios diciendo que a Jesús debemos oír.

    Adoración a Pedro

    En Hechos 10, se narra la historia de Cornelio, quien era un «centurión de la compañía llamada la Italiana, piadoso y temeroso de Dios con toda su casa, y que hacía muchas limosnas al pueblo, y oraba a Dios siempre.» (v.1,v.2). Cornelio vio una visión, en la que un ángel de Dios (v.3) le dijo «Tus oraciones y tus limosnas han subido para memoria delante de Dios. Envía, pues, ahora hombres a Jope, y haz venir a Simón, el que tiene por sobrenombre Pedro.» (v.4, v.5), y cuando Pedro llegó a la casa de Cornelio sucedió lo siguiente:

    «25 Cuando Pedro entró, salió Cornelio a recibirle, y postrándose a sus pies, adoró. 26 Mas Pedro le levantó, diciendo: Levántate, pues yo mismo también soy hombre (Hechos 10:25-26)

    Como se evidencia, Pedro detiene la adoración de Cornelio y enfatiza que él también es un hombre; es decir, no es Dios, quien es el único merecedor de adoración.

    Adoración a Pablo y Bernabé

    En Hechos 14, se narra una parte del primer viaje misionero de Pablo, en el que visitó Listra, en donde tanto Pablo como Bernabé fueron considerados «dioses» y fueron adorados, como se muestra a continuación:

    «8 Y cierto hombre de Listra estaba sentado, imposibilitado de los pies, cojo de nacimiento, que jamás había andado. 9 Este oyó hablar a Pablo, el cual, fijando en él sus ojos, y viendo que tenía fe para ser sanado, 10 dijo a gran voz: Levántate derecho sobre tus pies. Y él saltó, y anduvo. 11 Entonces la gente, visto lo que Pablo había hecho, alzó la voz, diciendo en lengua licaónica: Dioses bajo la semejanza de hombres han descendido a nosotros. 12 Y a Bernabé llamaban Júpiter, y a Pablo, Mercurio, porque este era el que llevaba la palabra. 13 Y el sacerdote de Júpiter, cuyo templo estaba frente a la ciudad, trajo toros y guirnaldas delante de las puertas, y juntamente con la muchedumbre quería ofrecer sacrificios. 14 Cuando lo oyeron los apóstoles Bernabé y Pablo, rasgaron sus ropas, y se lanzaron entre la multitud, dando voces 15 y diciendo: Varones, ¿por qué hacéis esto? Nosotros también somos hombres semejantes a vosotros, que os anunciamos que de estas vanidades os convirtáis al Dios vivo, que hizo el cielo y la tierra, el mar, y todo lo que en ellos hay.» (Hechos 14: 8-15)

    Como se muestra, Bernabé y Pablo detienen la adoración de las personas de Listra y enfatizan que ellos también son hombres; es decir, no son Dios, quien es el único merecedor de adoración.

    Adoración a un ángel

    En Apocalipsis 22, Juan cuenta como él mismo trató de adorar a un ángel y luego de ser detenido, fue exhortado a adorar sólo a Dios, como se muestra a continuación:

    «8 Yo Juan soy el que oyó y vio estas cosas. Y después que las hube oído y visto, me postré para adorar a los pies del ángel que me mostraba estas cosas. 9 Pero él me dijo: Mira, no lo hagas; porque yo soy consiervo tuyo, de tus hermanos los profetas, y de los que guardan las palabras de este libro. Adora a Dios.» (Apocalipsis 22:8-9)

    Como se observa, el ángel detiene la adoración de Juan, y enfatiza que él es un consiervo de Juan, de los profetas y de todos los que guardan la palabra de ese libro; es decir no es Dios, quien es el único merecedor de adoración. De hecho, el ángel señala «Adora a Dios».

    Estos pasajes muestran ejemplos de cómo las personas buscaron adorar a otros seres creados, lo cual es un pecado ya que sólo debemos adorar a Dios. La adoración a seres humanos o ángeles se considera contraria a la enseñanza bíblica. El respeto a los apóstoles en la tradición cristiana no debe confundirse con la adoración, que se reserva exclusivamente para Dios.

    Si usted es una persona que adora a Pedro, a Pablo, a Juan, o a cualquier otro ser humano o creado; es importante que se pregunte ¿qué dice Dios al respecto?, o incluso ¿qué diría ese ser humano o creado (en el caso de que conozca la palabra de Dios) al respecto?; pues bien, en el presente artículo mostramos lo que dice Dios y lo que dijeron algunos apóstoles y un ángel, deteniendo tal adoración y dirigiendo a las personas a adorar sólo a Dios.

    Finalmente, quisiera recordar que la idolatría no se trata sólo de adorar a seres que no sean Dios, también implica poner a cualquier persona, cosa o situación, por encima de Dios, lo cual puede incluir a nuestros pastores o sacerdotes, a nuestros seres queridos, a nuestros bienes o dinero, a nuestra salud, o incluso a nosotros mismos.

  • Creo Niceno

    Creemos en un solo Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible e invisible.

    Creemos en un solo Señor Jesucristo, el unigénito Hijo de Dios, engendrado del Padre antes de todos los siglos; Dios de Dios, Luz de Luz, verdadero Dios de Dios verdadero; engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, y por quien todo fue hecho; quien, por nosotros los hombres y por nuestra salvación, bajó del cielo, y por el Espíritu Santo fue encarnado de María, la virgen, y fue hecho hombre; y por nosotros fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras, y ascendió al cielo, y está sentado a la diestra del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. 

    Creemos en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, quien junto con el Padre y el Hijo es adorado y glorificado, y quien habló por los profetas. Creemos en la Iglesia, que es una, santa, católica 4 y apostólica. Reconocemos un solo bautismo para la remisión de los pecados; y esperamos la resurrección de los muertos y la vida del mundo por venir. Amén.

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    2. Amor al dinero
    3. Administración y Mayordomía
    4. Presupuesto
    5. Trabajo
    6. Gastos
    7. Ahorro
    8. Seguros
    9. Diezmos y ofrendas
    10. Generosidad
    11. Ética en las finanzas
    12. Inversión
    13. Deuda
    14. Casos
    15. Impuestos
    16. Apuestas
    17. Matrimonio y familia
    18. Jubilación
    19. Herencia
    20. Consejería
    21. Doctrina de la prosperidad
    22. Un mejor Tesoro

    Autor

    Dios le ha permitido al autor de este libro, desde el año 2010, tener vida eterna, por gracia, por medio de la fe en Jesús, y no por sus obras, por lo que toda la gloria es solo del Señor. Desde su salvación, es decir por 15 años para el 2025, ha estudiado la palabra de Dios. Ha podido colaborar como Diácono, Tesorero y Anciano en su iglesia local. También participa en el canal de YouTube denominado @principiosbiblicosec.

    Graduado de Ingeniero Comercial con mención en Marketing y Finanzas. Obtuvo una Maestría en Finanzas y Economía Empresarial. Actualmente, se encuentra cursando un Doctorado en Administración de Empresas (PhD). Su formación incluye cursos de entrenamiento en el exterior, entre los cuales se encuentran cursos impartidos por la firma auditora Deloitte en México y por el Centro Universitario Salesiano de São Paulo (UNISAL) en Brasil. También es certificado como experto en investigación por la Universidad de Córdoba (UCO) de España.

    Por varios años se desempeñó como consultor tributario en una firma miembro de Deloitte & Touche. Su experiencia incluye la Gerencia de Impuestos Corporativa de un importante grupo agroindustrial en Ecuador, Socio Principal de SCZ Consultores y Socio Of Counsel Tributario de varios estudios jurídicos. Fue Profesor de Finanzas, Contabilidad, Auditoría y Economía en varias universidades.

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